al sin-sentido de la vida
se lo convierte
en sentido plenitud.
Aquí hay alegría, amor al cuerpo,
a la naturaleza, a la humanidad
y al espíritu.
Aquí se reniega de los sacrificios,
del sentimiento de culpa
y de las amenazas de ultratumba.
Aquí no se opone lo terreno a lo eterno.
Aquí se habla de la revelación
interior a la que llega
todo aquel que cuidadosamente
medita en humilde búsqueda.